lunes, 16 de noviembre de 2009

PERFIL DE LOS VIOLADORES EN SERIE


Cuando el sexo es como un arma.

Por: Maria Laura Quiñones Urquiza


El violador en serie actúa por una necesidad psicológica y por una satisfacción emocional. Su modo de vida es tan frustrante que el sexo violento, sádico, utilitario, pese al rechazo de su víctima, le es placentero y lo lleva a actuar una y otra vez. ¿Rasgos comúnes? Sexualización temprana, baja autoestima, alta impulsividad, fantasías desviadas, sexualización de conductas no sexuales o abuso infantil, entre otros.

La mayoría de los agresores sexuales están correctamente socializados; ésto suele hacerlos más peligrosos porque logran sorprender a vecinos, amigos o familiares cuando se les cae la máscara de la cordura. Quizás, el no haber aprendido a separar el sexo de la violencia durante el tránsito adolescente tenga que ver con la génesis de estos criminales.

Algunos delincuentes sexuales poseen distorsiones cognitivas (el "no" de una mujer es interpretado como un "sí, dame más") o alojan en su mente la fantasía de que su víctima se enamorará de él por el buen trato o su performance de macho en el encuentro.

Un ataque sexual también puede ser un medio para expresar una necesidad psicológica no sexual. Cito un caso: un agresor sexual en serie tenía por costumbre ingresar a las viviendas de amas de casa que se encontraban solas, minutos después de que sus maridos hubieran salido a sus respectivos trabajos. Al rato, les ordenaba que los llamaran y los hicieran volver con urgencia. Los maridos, preocupados, regresaban y se encontraban con el delincuente que los ataba de pies y manos, boca abajo en paños menores, y les colocaba una taza con agua hirviendo sobre sus espaldas. Les decía que iba a violar a sus esposas en la habitación contigua; si se movían o gritaban y derramaban agua, él los mataba. Para ello, materializaba la amenaza con un arma que siempre portaba sólo para tal fin. Accedía a las mujeres en la habitación una sola vez y luego se iba de la casa.

Observamos, entre otras cosas, una logística previa, un patrón de conducta, elección de las víctimas por criterio simbólico. ¿Pero a quién quería humillar el violador? ¿A quién iba dirigido el siguiente mensaje: "Acá mando yo y hago lo que quiero con lo que vos más querés"? Las esposas, por supuesto, se sentían degradadas, humilladas, pero las víctimas reales en la mente del criminal eran los varones. Ellas sólo habían sido un medio para humillarlos, tal vez por envidia. El sexo para el delincuente sexual es un arma.

Publicado en el diario Clarín el 01/11 2009

2 comentarios:

ANRAFERA dijo...

Muy interesante este artículo, al igual que el resto. Muy buenos. Saludos.
mi blog de Diseño Grafico con Photoshop:
http://www.ramonferrera.blogspot.com

Tony Roig dijo...

Muchas gracias Ramón, me alegra que os gusten los artículos seleccionados, le haré llegar vuestro comentario a la autora

No se si recibiste mis emilios ?¿?¿

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