jueves, 10 de noviembre de 2011

UN SIGLO EN LA ESCENA DEL CRIMEN

"Todas las verdades son faciles de entender una vez han sido descubiertas, la clave es descubrirlas". Galileo.


Autor : Antonio I. Cela Ranilla

El 25 de junio de 1911, se crea en Madrid por Orden Gubernativa el Servicio Central de identificación dactiloscópica del Cuerpo de Investigación y Vigilancia (precedente histórico del Cuerpo Nacional de Policía, actual CNP); certificando en cierto modo la carta de nacimiento de la Policía Científica en España.

Es este, sin duda, un motivo especial para celebrar tantos años –un siglo– de investigación científica en el campo de la criminalística (ciencia práctica del crimen, definida así por el Jurista austriaco Häns Gross, en 1893); como también lo es la ingente aportación de los pioneros de la investigación criminal, que hicieronde este periodo de la Historia centrado fundamentalmente en el s. XX, lo que la Academia ha venido en llamar El siglo de la Investigación Criminal.

Como cabría suponer, siempre hay un antes y un después en el epicentro de los grandes acontecimientos. El año 1911 señala la fecha en el calendario en la que se materializa la puesta de largo de la criminalística en España y, por qué no decirlo, su madurez conseguida tras décadas de trabajo, fruto de la aplicación progresiva del método científico en la investigación del delito.

En efecto, toda la segunda mitad del s. XIX acaba por cimentar el sustrato de lo que fueron trabajos empíricos en su inicio y es considerado como el periodo constructivo de la investigación criminal. A ello contribuyeron, por un lado, los grandes cambios sociales, como el surgimiento de los procesos de industrialización del s. XIX, las transformaciones de las sociedades urbanas y, por otro, los grandes hallazgos en todas las disciplinas del árbol de la ciencia, que junto a la promulgación de los más importantes textos penales europeos (antecedentes inmediatos de nuestros actuales códigos) y la eclosión de las principales disciplinas, significaron el soporte de las primeras técnicas de investigación: la medicina legal, la antropología y las ciencias sociales y del comportamiento humano.


Dactiloscopia, antropometría, biología, balística, trazas instrumentales y ciencias del comportamiento aplicadas a la investigación de delitos, entre otras, han evolucionado e incrementado su valor a medida que el tratamiento científico y técnico de las herramientas empleadas tales como la imagen (fotografía, vídeo, infografía) o los nuevos recursos tecnológicos (hardware y software específicos) han irrumpido con la misma intensidad en el campo de la criminalística que en el resto de actividades humanas, como pudieran ser los distintos sistemas de transporte y comunicación, la medicina o la conquista del Espacio, entre otros.

El hilo conductor de la exposición 1911-2011, un siglo en la escena del crimen está conformado por seis reproducciones artísticas que con rigurosos fundamentos y recursos científicos, técnicos e históricos, invitan a reflexionar sobre el concepto de la ciencia al servicio de la investigación criminal.

Desde los crímenes de finales del s. XIX en el Londres Victoriano, hasta el mayor atentado terrorista de la Historia en los inicios del nuevo s. XXI en el World Trade Center de Nueva York (EEUU); esta exposición ideada por la Sociedad Española de Criminología y Ciencias Forenses SECCIF, con la colaboración de Ciencias de la Seguridad CISE de la Universidad de Salamanca, el Cuerpo Nacional de Policía, Caja Círculo y la dirección y realización artística de Juan Villa y su taller Prometeo; propone un evocador recorrido sobre algunos de los sucesos más impactantes que representan algunas de las principales manifestaciones criminológicas más significativas de la Historia.

Crímenes en serie, magnicidios, el delito como fenómeno social, las drogas, o el terrorismo. Sus repercusiones y significado en el plano social constituyen un adecuado marco que evidencia que un siglo de historia de investigación merece el justo homenaje no solo hacia su punto de partida representado en la persona de los pioneros, sino a todos los que desde la ciencia y la justicia desde entonces hasta nuestros días, ponen todo su conocimiento, trabajo y esfuerzo al servicio del bien común.

El resultado: 500 m² de exposición, con más de 150 piezas y superando los 10.000 visitantes, convirtieron nuestra exposición en todo un acontecimiento estético y científico.


El recorrido comenzaba con una recreación escenográfica del barrio de Whitechapel (Londres), donde tuvieron lugar 11 homicidios entre el 3 de abril de 1888 y el 13 de febrero de 1891, cinco de los cuales son asociados directamente a Jack el Destripador. Ello se completaba con un maniquí vestido de bobby gracias al traje original cedido por el Museo de Uniformes Policiales de Peñaranda.

La exposición también hizo referencia al conocido como el Crimen de El Escorial, acaecido en 1892, homicidio que se resolvió a partir de vestigios científicos. Igualmente se recuerda el Crimen del Expreso de Andalucía (Sevilla, 1924), donde hubo una gran inspección ocular.

Los otros tres sucesos a los que se hizo referencia en la alude son el asesinato de J.F. Kennedy, en 1963, en el que la ‘teoría de la bala mágica’ fue introducida por la Comisión Warren para explicar cómo tres disparos realizados por Lee Harvey Oswald produjeron el asesinato de JFK; el crimen del rol (Madrid, 1994) y los atentados del 11 de septiembre de 2011 en Nueva York. La exposición presentó también una magnífica representación de un laboratorio ilegal de la selva peruana.

Para finalizar, con motivo de los cien años de creación de la policía científica española, SECCIF ha concedido la medalla de honor en su categoría insignia de oro a la Comisaría General de Policía Científica del Cuerpo Nacional de Policía (CNP).


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