La Unidad de la Policía Científica de la Ertzaintza, formada por 94 personas, tiene su sede en Erandio, dentro del complejo que tiene en esa localidad vizcaína la policía autónoma. La unidad está dentro de la división de lo criminal. Desarrolla su labor en un edificio de 3.300 metros cuadrados dividido en tres plantas. En este edificio se encuentran todas las secciones de la unidad a excepción de la sección de balística, que se encuentra en las instalaciones de Iurreta.
En cuanto a la posible contaminación del lugar del crimen y de las pruebas Ibarra se muestra confiado. “La gente es bastante profesional y no contamina demasiado el lugar del crimen. Hombre, en los casos grandes en los que acude mucha gente antes que nosotros, sí que notamos cierta contaminación, pero es normal. Cuando hay personas heridas suele haber sanitarios, y los sanitarios no están pensando en tener cuidado con las pruebas, están pensando en salvar la vida de personas. Es normal que se contamine”.
En cuanto a las distintas secciones de la unidad en la tercera planta de la unidad está la sección de documentoscopia y Grafística. Allí trabaja un técnico llamado Xavi.
“Documentoscopia se encarga de todo lo que esté impreso independientemente del medio, puede ser manuscrito, mecanografiado o estampado”. Lo que más trabaja esta unidad son temas de documentos de identidad, papel moneda y documentos de seguridad (cheques, vitolas, precintos). “En el área de Grafística determinamos si la mano autora es la misma en temas manuscritos”. Para el tema de los billetes utilizan un video comparador espectral con el que ven si las respuestas de las tintas de los billetes son las correctas. “Son tintas invisibles al ojo humano pero que sí responden a la luz ultravioleta”. Los billetes también tiene que responden a los infrarrojos, que la marca de agua sea la correcta (esto se ve a través de un luz trasmitida). También utilizan un macroscopio de comparación de 90 aumentos. “Nos permite compara, superponer, cotejar con alguna imagen que tengamos en archivo”.
Para el tema de los manuscritos utilizan una máquina que se llama revelador electroestático de escritura latente. “Basa su funcionamiento en que cuando manuscribimos ejercemos cierta presión sobre el papel. Deja bastante más surco cualquier instrumento duro, aunque también depende del tipo de papel sobre el que escribas y cuanto papel hay debajo su estado de conservación, etc.… Cuanto más papel más blando y más surco”. Su funcionamento es sencillo. Se coloca el papel sobre una lámina metálica microperforada, se coloca la evidencia (hoja) encima y se cubre con un plástico trasparente tremendamente fino y se conecta la máquina. Las microperforaciones absorben el aire de tal manera que nos queda el papel y el plástico totalmente pegados a la lámina, posteriormente se imanta y se le pasan por encima los mismos polvos que se utilizan para revelar huellas dactilares. Este polvo se deposita en aquellas partes del papel donde haya habido surcos y se hace visible, pero se hace visible en el plástico que está pegado al papel y la evidencia permanece intacta. “Hemos llegado a sacar los trazos de 8 o 10 hojas por debajo de la original”.
Una planta más abajo está el laboratorio de química. En este lugar es donde se analizan las pinturas de los coches cuando se ha producido un accidente con fuga. “Cogemos una muestra de la pintura y vamos a la base de datos. Por ejemplo, la Wolsvagen trabaja con una serie de pinturas, podemos llegar a determinar en algunas ocasiones el modelo del coche y el año” explica Iñaki I. Otro asunto que les está dando mucho trabajo en los últimos meses es la comprobación oficial de los positivos en los controles de drogas en carretera. “Estamos teniendo una tasa de positivos de casi el 99%”.
En esa misma planta está el laboratorio físico-químico, un espacio bastante amplio dividido en tres estancias. Este es el lugar donde se obtienen las huellas dactilares. El proceso de obtención de una huella es el siguiente: cada vez que se comete un delito importante va un investigador a lugar de los hechos, esos investigadores pertenecen a una comisaría pero no son los agentes de seguridad ciudadana que están en la calle, son personal formado para la recogida de pruebas. Ellos cogen evidencias que creen que han podido ser manipuladas por el autor del delito y las envían a la unidad de Erandio bajo una cadena de custodia, que hay que mantener para que esa prueba tenga valor ante un juez. Una vez en Erandio se fotografían para certificar en qué estado ha llegado la prueba. Hay dos sistemas para obtener una huella, por un lado está “el tratamiento isomecánico” y por otro está el tratamiento químico. “Para obtener una huella dactilar cuanto más lisa sea la superficie mejor, también es posible extraerlas de superficies rugosas pero es un proceso más dificultosos” aclara Iñaki I. “La huella dactilar se forma por el sudor que segregamos, el 80% es agua y el 20% es grasilla”. Los técnicos para hacer que una huella dactilar se revele en una prueba lo que hacen es aplicarle unos polvos lofiroscópicos reactivos que se adhieren a la grasa y a la humedad. Existen diferentes tipos de polvos en función de las características de la evidencia, su color, su rugosidad, la temperatura y humedad a la que haya estado la prueba. “Una vez que se visualiza la huella lo que hay que hacer es fotografiarla” dice Ibarra. En el tratamiento químico lo que se hace es aplicarle una serie de productos químicos a la evidencia mediante una serie de procesos hacen que la huella se revele y coja color.
Una vez extraída la huella esta se compara. Se compara con las fichas de las reseñas de los detenidos, ya sean detenidos de la Ertzaintza como de las policías locales. También existen unos protocolos de coordinación con diferentes policías para el intercambio de reseñas. Para los delitos graves, como homicidios y terrorismo, se produce el intercambio de fichas. Lo que no pueden utilizar es la base de datos del D.N.I. Ninguna de las policías que trabajan en España pueden usar eso datos dado que tienen una finalidad administrativa pero no de investigación.
Para que confirmar que una de las huellas que llegan a esta sección pertenece a algún detenido, o a alguna persona que ya tienen introducida en la base de datos tienen que coincidir en doce puntos de la huella. Esta comparación la hace un programa de ordenador. Los agentes introducen la nueva huella en el programa y él busca las huellas similares o idénticas, ordenándolas de mayor número de puntos que coinciden a menor. Otra de las cosas que se hacen en esta sección es el retrato robot mediante una entrevista con un testigo. En estas entrevistas también se recogen características que pueda tener el delincuente y se almacenan en la base de datos. “El objetivo de esta sección es poner nombre y cara a los sospechosos” concluye Kepa G.
Otra de las secciones de esta unidad es la de nuevas tecnologías. En ella se dedican al análisis de teléfonos móviles y agendas electrónicas aparecidas en el lugar de un crimen, cotejo de voces, recuperación de mensajes borrados, archivos de llamadas y también todo lo relacionado con los inhibidores de frecuencia. Tiene una división que se dedica a delitos informáticos, actualmente centran su trabajo básicamente en todo lo relacionado con la pornografía infantil y robos de dinero a través de la red. También se encargan de analizar los ordenadores en caso de que se le hayan incautado a algún comando terrorista. La división de imagen y fotografía está dedicada a ver si ha existido alguna manipulación en las imágenes y a cambios de formato.
La ciencia forense es un campo muy amplio, y en ella no sólo trabajan técnicos de las distintas policías, también trabajan técnicos civiles. Técnicos civiles que se pueden dedicar al campo judicial, al docente, a la investigación e incluso al campo deportivo.
La labor de un forense es, en palabras del grafólogo Fernando Ruiz Álvarez, “ayudar a los jueces a determinar aspectos que a ellos se les escapan”. Según Ramón Barrio, responsable del Master de Analítica Forense de la UPV, “cualquier peritaje judicial es ciencia forense. No es necesario que haya un muerto para que sea forense. Siempre que haya una decisión judicial que tenga que estar sustentada sobre pruebas actúa la ciencia forense”.
Los casos en los que entran los técnicos forenses civiles son, en algunos casos, muy similares a los casos policiales pero de una importancia menor. Este es el caso de los grafólogos civiles. Utilizan las mismas técnicas que los policiales (infrarrojos, macrotelescopios, etc…), pero los delitos que investigan van por la vía civil, no por la penal. Este es el caso de Fernando Ruiz Álvarez. “Mi trabajo es determinar si una firma o un documento es verdadero o falso. Si ha sido manipulado o alterado de alguna manera”. La principal diferencia con los grafólogos de la Ertzaintza es que sus casos son de menor importancia. “Trabajo sobre todo con temas de contratos de trabajo, de terrenos, pequeñas estafas, manipulación de testamentos o de las escrituras de inmuebles. Generalmente son delitos de la convivencia entre personas. Cuando un delito se hace grande pasa a manos de la policía y de sus forenses”.
MASTER
Para Iñaki Ibarra, de la Unidad de Policía Científica de la Ertzaintza, “con el tiempo este master puede ser una vía para acceder a la unidad”. Aunque no es la única salida que tiene este master comenta Barrio. “Está el tema del doping deportivo. Es un campo en el que hay grandísimos laboratorios y que absorben a cantidad de gente”.
“Nuestro máster tiene cuatro bloques: el de especialidades químicas, el de especialidades físicas, el de especialidades antropogenéticas y el de especialidades microbiológicas” explica Barrio. “No pretendemos que nuestros alumnos salgan de aquí expertos en todo, pero sí que hayan oído de todo y puedan elegir para especializarse”.
En cuanto al tema del uso de las huellas dactilares Barrio prefiere el uso del ADN. “Algunas impresiones de huellas dactilares han fallado, y una mala impresión pueden llevar a error a un ordenador. Hoy en día la huella dactilar que funciona es el ADN, con él no te equivocas”. Marian Martínez de Pancorbo es la directrora del Banco de ADN de la UPV, según ella el precio de una extracción de ADN “dentro de la biología molecular es uno de los procesos más baratos. No alcanza los 100 euros”. El Banco de ADN de la UPV es un servicio general de la universidad donde se almacena ADN de interés científico. “En el Banco tenemos ADN de pruebas de parentesco y de pruebas de criminalística. Los conservamos en el Banco protegidos. Tenemos estudios de poblaciones tanto del País Vasco como de poblaciones que han inmigrado a nuestro entorno, poblaciones de Ecuador, Colombia, Marruecos. También tenemos bases biológicas de ADN de diversas especies de animales que suelen estar implicadas en accidentes de tráfico como el ciervo, el corzo y el jabalí”.
Hay dos maneras de extraer un ADN dependiendo si la muestra es dubitada o indubitada. “Cuando hay una persona con quien contrastar el vestigio que se presenta voluntariamente a la toma de la muestra estamos ante una muestra dubitada”, explica Marian Martínez Pancorbo. “Suelen ser pruebas de parentesco biológico y normalmente extraemos el ADN de muestras de saliva o de sangre. Si la persona con la que se quiere comprar ha muerto, se hará una exhumación y se extraerá una muestra ósea”. Las muestras dubitadas normalmente van relacionadas con la realización de un delito. “Se suelen recoger en el lugar de los hechos, o aparecen relacionadas de algún modo. No hay una persona que ceda la muestra o de su consentimiento. Pueden ser vestigios biológicos como manchas de sangre, cabellos, sangre o semen; o vestigios animales como larvas o moscas que aparezcan en una zona próxima a un cadáver”.
DOPING
Nuestro agradecimiento a Terry por permitir la reproducción de su artículo.
Publicado tambien en el Laboratorio de Gwen.
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