domingo, 21 de junio de 2009

Rasgos grafológicos diferenciadores entre el suicidio y la tentativa acabada de homicidio


Por Rubén Dario Avalos


Trabajo elaborado por dicho autor y presentado en el Primer Congreso Internacional de Ciencias Forenses, el Primer Foro Nacional de Criminalística del Paraguay, y la Primera Jornada de Criminalistica y Psicología Forense, Asunción, Paraguay, 2009.

INTRODUCCIÓN

Es sabido que la verdad no es fácilmente asequible, (el ámbito jurídico – criminalístico no es ajena a esta realidad) para acercarse o en algunos casos para llegar a la verdad, se deben necesariamente recurrir a métodos y técnicas validadas por la comunidad científica.

El problema que se plantea en el estrado judicial, cuando el criminalista se encuentra con un recado póstumo consiste en la urgencia de determinar de forma objetiva si, ha sido un suicidio, u homicidio. La diferencia que existe entre uno u otro tipo penal radica en que desde el punto de vista de la política criminal, cuando el Juez en su leal saber y entender, considera que ha ocurrido un homicidio, entonces ahí se inicia y se establece el centro de todo el proceso de investigación, en tanto, si considera el hecho como un suicidio entonces ahí termina todo el proceso de investigación criminal.

Sobre este punto, la grafología aplicada al ámbito forense, se configura como una herramienta confiable y válida para determinar con rigor científico el modo de realización de los hechos punibles, desde el punto de vista escritural de la víctima.

RASGOS GRAFOLÓGICOS DIFERENCIADORES ENTRE EL SUICIDIO Y LA TENTATIVA ACABADA DE HOMICIDIO

1. La Ciencia

La ciencia trata de la actividad humana, emprendida de modo rigurosa, sistemática, objetiva, precisa, reiterativa, con la finalidad de determinar en forma veraz la esencia de la causa que subyace al problema, objeto de la actividad humana intencional.

Con respecto a la finalidad de la ciencia, se recurre a la perspectiva de uno de los más destacado exponente de la filosofía de la ciencia contemporánea, que sostiene:

“Sin duda no es inexacto decir que la ciencia es un instrumento cuya finalidad es predecir experiencias futuras a partir de otras inmediatas o dadas, incluso gobernar aquéllas hasta donde sea posible”. (Popper, K. 1973: 95)

Siguiendo al mismo autor, con respecto al rol del científico manifiesta que:

“El hombre de ciencia ya sea teórico o experimental, propone enunciados – o sistemas de enunciados – y los contrasta paso a paso”. (Popper, K. 1973: 27)

En tal sentido, una discusión interesante expuesta por el filósofo Kierkegaard, plantea cuanto sigue:

“Partamos del principio de que todo problema científico ha de tener, dentro del amplio campo de la ciencia, su lugar determinado, su objetivo y sus límites propios; de esta manera armonizará perfectamente con todo el conjunto y nos dará una sintonía apropiada de lo del conjunto expresa.
[....] Este principio constituye además el interés de toda investigación especializada. Por eso, cuando ésta olvida el lugar que le es propio, acontece también – cosa que el lenguaje expresa de un modo automático y con una muy certera ambigüedad- que la misma investigación se olvida de sí misma.” (Kierkegaard, S. 2004: 11).

En cuanto a la concepción del desarrollo científico, el destacado filósofo argentino, Mario Bunge, advierte que:

“La ciencia debe concebirse pues como un sistema conceptual, compuesto por subsistemas, que son las ciencias especiales y las interdisciplinas tales como la biofísica y la psicobiología. Por consiguiente el estado en que se encuentre cada ciencia especial depende del estado de otras ciencias. Por ejemplo, la psicología no pudo avanzar mientras no se desarrolló la neurofisiología, la que a su vez necesitó del desarrollo de la neurofísica y la neuroquímica, que dependen tanto de la física y la química como de la biología celular y molecular. La interdependencia de la ciencia de las ciencias particulares se refleja en su evolución: cada una de ellas coevoluciona con las demás”. (Bunge, M. 1988: 48-49)

Finalmente, en torno al mejoramiento continuo de las teorías, Kuhn, considera que: “A menudo se considera que una teoría científica es mejor que sus predecesoras, no tan solo en el sentido en que es un instrumento mejor para descubrir y resolver enigmas, sino también porque, de alguna manera, constituye una representación mejor de lo que en realidad es la naturaleza.

..... las teorías sucesivas crecen aproximándose cada vez más a la verdad”. (Kuhn, T. 2004: 314).

2. El estudio científico de la escritura manuscrita

La escritura manuscrita es el resultado de la actividad psicofísica del hombre. En donde se implican desde la perspectiva psicológica, los procesos mentales basados en los datos que describen o explican la situación pasada, presente así como la idea que se tiene del futuro. Y desde la perspectiva física se materializa la inscripción de la onda gráfica mediante el recorrido que realiza el elemento inscriptor sobre el soporte (generalmente papel).

Con respecto a la escritura manuscrita, la escuela italiana de grafología científica sostiene que:

“La escritura es movimiento y constituye un aspecto de la actividad expresiva del hombre. Como tal, median no solamente la mano y los dedos, sino que se requiere la participación de toda la persona, que canaliza allí la propia energía consciente e inconsciente” (Torbidoni L. y L. Zanin. 1991: 21).

Por otra parte, el insigne Maestro de la Grafología Científica, el Profesor Augusto Vels, afirma que:

“La escritura es, por tanto, un acto neurofisiológico y psíquico que permite la representación de palabras e ideas a través de símbolos gráficos,. Éstos constituyen una línea formal (onda gráfica), que tiene como base el trazo y éste en su desarrollo por las distintas dimensiones: la horizontalidad, verticalidad, profundidad y velocidad, va trazando las curvas y rectas, los perfiles y los plenos, los óvalos y palos”. (Vels cit. In Viñals, F. y M. Puente. 2001: 21).

Y, actualmente los máximos representantes de la grafología científica española, Doctores Viñals y Puente; afirman:

“Igualmente la escritura se convierte en una acto psíquico, al revelarnos la cosmovisión del sujeto, es decir, cómo se estructura su Yo y su interacción con el medio. En la acción de escribir, un hecho en apariencia inocente, seesconde un conflicto instrapsíquico, la hoja en blanco, y este estímulo desencadena la proyección del caudal psíquico.” (Viñals, F. y M. Puente. 2001: 21).

Los mismos científicos de la escritura; agregan que:

“Aunque inconscientemente no nos damos cuenta, estamos transmitiendo gráficamente sobre el papel los mismos registros internos que nos condicionan la comprensión de las coordenadas Espacio, Tiempo y Movimiento”. (Viñals, F. y M. Puente. 1999: 85).

Otro destacado científico de la escritura manuscrita, explica que: “Esta habilidad neuropsicológica, la escritura, actualizada en el desarrollo de cada individualidad mediante la oportuna instrucción y entrenamiento a partir de un modelo, esquema o patrón caligráfico, constituye desde una perspectiva psicológica y caracterológica una manifestación más del conjunto o repertorio de conductas característico de cada persona”. (Moreno, M. 2008: 17).

3. La Grafología, ¿puede ser considera una ciencia en sentido estricto?

La grafología es una ciencia, y para que sea considerada como tal, cumple con los requisitos establecidos por el positivismo; vale decir que es una disciplina científica cuyo objeto de estudio es el hombre, ¿pero qué es el hombre?; “el hombre es conciencia, es razón, es pasión, es existencia pura”. (Francovich, G. 1973: 72).

Ahora bien, por qué se considera a la grafología como ciencia: “Se afirma que la grafología es una ciencia puesto que cumple tres requisitos imprescindibles:

- delimitar la materia en sí, su campo de acción: el grafismo
- definir el objeto de su conocimiento: el estudio sobre el individuo; ser objeto de tratamiento científico: la identificación de las manifestaciones gráficas con sus contenidos médico; psicológico, etc., se realizan a partir de criterios rigurosos, al margen de impresiones intuitivas y más allá de la observación directa, se utilizan protocolos científicos para la verificación de presupuestos grafológicos”. (Peugeot cit. In Viñals, F. y M. Puente. 2001: 20).

Pero, como ocurre con las demás disciplinas científicas, (psicología, neurología, etc) el grafólogo científico debe ser coherente y consecuente en su quehacer profesional, y debe ser lógica y sistémica en la elaboración de los informes o dictámenes.

Al respecto advierte el eminente psicólogo francés, Binet: “El control científico de la grafología es una de las experiencias más hermosas que pueda anhelar un psicólogo.

Ofrece una preciosa ocasión de demostrar cómo se aplica el método experimental a fenómenos que siempre parecen escapársele: los fenómenos morales”. (Binet, A. 1965: 7).

Pero al mismo tiempo: “Las leyes grafológicas aplicadas a la pericia no consideran tanto la interpretación psicológica como la formación de la escritura, su desarrollo, organización, coherencia, singularidad”. (Venturini, O. 2005: 19).

Retomando, la posibilidad de la materialización de las ideas, o para expresar en un sentido técnico, el cerebro emite una señal en donde se implican la conciencia y la inconciencia, esa señal se dirige finalmente hasta los dedos, no sin antes pasar por el cuello, antebrazo, brazo y la mano; mediante un elemento inscriptor, que como se ha señalado, es apoyado sobre un soporte, generalmente una hoja en blanco, en donde primero se recurre a las letras (también pueden ser números, signos, símbolos o caracteres especiales, etc). Luego se agrupan esas letras para conformar las palabras, posteriormente se configuran las frases, los párrafos hasta completar el texto, al respecto la filosofía rusa, expone:

“En el proceso de surgimiento de una formación material, a consecuencia de la interacción de ciertos elementos se establece determinado sistema de conexiones, de relaciones entre esos elementos, que otorga a la formación que ha surgido la necesaria estabilidad y compleción. El conjunto de conexiones y relaciones, relativamente estables, que constituyen la cosa, dentro de cuyos límites se efectúan sus interacciones y los cambios correspondientes, es la forma de la cosa”. (Sheptulin, A. 1983: 117).

Entonces, los rasgos observados en el grafismo constituyen los efectos expresados a través de la materialización del conflicto intrapsíquico en una hoja mediante la inscripción de la onda gráfica, mediante el bolígrafos o lápiz, en donde:

“Es inevitable derivar ..... una conclusión, una exigencia para el sujeto cognoscente: cuando se estudia cualquier formación material es preciso descubrir su causa, o sea, la interacción de los elementos que han determinado su aparición, funcionamiento y desarrollo; cuando se trata de explicar cualquier propiedad de la formación material que se investigue es preciso revelar la causa que la ha hecho surgir, es decir, las correspondientes interacciones de los elementos que la componen, y además de la acción recíproca de la misma con otras formaciones materiales”. (Sheptulin, A. 1983: 112).

3. El Suicidio

El suicidio es un acto en donde la persona causa su propia muerte, por tanto se subentiende que se trata de una decisión personal, en la mayoría de los casos. Se hace ésta aclaración en razón de que, también ocurren hechos de suicidios colectivos. En este sentido, una de las tantas perspectivas válidas para abordar el tema, desde una postura objetiva, podría ser que:

“El modo con el cual el hombre alcanza un resultado no es arbitrario ni casual; responde necesariamente al contenido del objetivo que se ha propuesto. El objetivo determina como una ley la actividad del hombre”. (Sheptulin, A. 1983: 7).

Pero, ¿a qué se debe?, una explicación, o por lo menos intento de explicación sostiene que:

“Para los hombres no es posible permanecer estáticos ni aún dentro de la perfección. El hombre tiene que progresar o degenerar. (Whitehead cit. In Francovich, G. 1973: 119).

Como desagregación de la cita anterior se puede añadir que:

“Desde el punto de vista de la psicología ortodoxa, existen dos fronteras entre lo mental y lo físico, a saber, la sensación y la volición. Sensación, puede definirse como el primer efecto mental de una causa física, y volición como la última causa mental de un efecto físico”. (Russell, B. 1992: 51).


3.1. El Reflejo de la Tendencia Suicida en la Escritura


El grafólogo español, Simón, sostiene al respecto que:

“Los Suicidios se producen de tres maneras fundamentales: reflexivamente (con todo planificado), impulsivamente (casi sin pensar), o bien en un estado de confusión mental.

Existen tres fases en un proceso de suicidio: la inicial, en que se empieza a pensar sobre ello, una ambivalente, en la cual se duda, y la final, en que se decide.

Los sistemas más utilizados son el ahorcamiento, tirarse al vacío o dispararse. Los motivos son muy variados, desde problemas económicos hasta los conflictos personales o amorosos, pasando por el paro, las enfermedades crónicas dolorosas o terminales.

Las causas profundas de las tendencias suicidas pueden encontrarse en un ambiente familiar propicio; por ejemplo, si se habla favorablemente de la posibilidad del suicidio en caso extremos, como salida a una situación desesperada. También pueden ser causantes las propias tendencias depresivas de la persona, sin que existan una verdadera justificación”. (Simón, J. 2003: 114 – 115).

En tanto que para el Profesor Pedro José Foglia, el más original de los grafólogos argentino:

“El sentido inconsciente del suicidio es la liberación de la culpa mediante la muerte”. (Foglia, P. 2002: 139).

Con relación a la conciencia documental de la escritura del suicida es oportuno enfatizar que :

“La nota suicida se define como una comunicación, usualmente documental, escrita personalmente por el suicida, que específica o al menos refleja intenciones suicidas, y que es oportuna al eventual acto o evento suicida. Esta discusión incluye la investigación de otros documentos que con frecuencia tienen importancia en el suicidio, por ejemplo asientos falsos en cuentas financieras, documentos que revelan historias criminales o presunciones de falsa identidad y carta que dan cuenta de aventuras de mala conducta, homosexualidad, reveses económicos, enfermedad física o fatiga mental”. (Conway, J. 2008: 53 ).


3.1.1. Rasgos Grafonómicos

Se hace la aclaración que como respeto por la labor intelectual, y el consiguiente aporte social que han brindado a la comunidad científica en general, y a la comunidad forense en particular, se presentan los rasgos suicidas según la perspectiva de los autores: FOGLIA, SIMÓN, y ALLENDE DEL CAMPO, sin agregar, ni sintetizar nada, como una forma de destaque a sus trayectorias.

Entonces, específicamente, el científico de la escritura, cuando observa una nota suicida, desde el punto de vista grafológico, puede encontrar los siguientes rasgos:

“Trazos muy extensos en Zona Inferior.
Letras con arpones (Rasgos de Escorpión) .
Óvalos Congestionados.
Líneas rectas horizontales para llenar los espacios vacíos.
Disminución de la dimensión de las palabras a medida que se avanza en el escrito.
Grafismos realizados con cierto descuido.
Símbolos gráficos del masoquismo.
Dificultad para conservar la horizontalidad de los desplazamientos.
Dirección: descendente o cóncava.
Forma: semiangulosa o redonda.

Presión: floja.
Irregularidad en el tamaño de las letras.
Escritura rápida, filiforme, nerviosa y agresiva.
Anulación del nombre en las firmas”.
(Foglia, P. 2003: 230).

“Todo tipo de descensos, tanto en líneas, como en las firmas, finales de líneas o de palabras o incluso en determinados puntos concretos (descensos súbitos).
La presión pastosa y/o fusiforme.
Las torsiones en las crestas.
La inclinación variable.
Los óvalos pinchados.
Las puntas a la izquierda.
Los retoques, las tachaduras y las enmiendas.
El margen derecho grande y el izquierdo ausente.
La letra muy pequeña, invertida, sobrealzada, con mayúsculas muy grandes y primeros rasgos mayores que los segundos (En M , H, V, LL, y otros).
Los ángulos en la zona inferior.
La escritura espaciada en general (sobre todo lo que se refiere a las palabras).
Los puntos y líneas innecesarios.
La firma en la zona izquierda.
La rúbrica con puntas a la izquierda.
Las letras de la firma muy grande.
Los puntos en forma de círculo y la rúbrica con zona inferior desarrollada, protegiendo ostensiblemente la firma”.
(Simón, J. 2003: 115).

Dirección: (en el momento definitivo puede ascender todo).
Descendente, o caída aunque ascienda, o en escalera, súbitas al final de la palabra o inesperadas en trazos.

Firma descendente.

Márgenes:
Izquierdo y/o derecho irregulares (insuficiencia
traumática emotiva de los medios de adaptación).
Ausencia de márgenes (querer serlo y ocuparlo todo).

Firma:
Centrada o a la izquierda (situación vital de huida, retirada o derrota).
Mayor que el texto o mayúscula de la firma sobrealzadas en exceso (orgullo autovalorativo superior a la capacidad de acción real).

Rúbrica:
Tachando (introyección de la crítica paterna recibida en la infancia).
En punta aguda hacia la izquierda.

Punto final innecesario que cierra la firma o hace de rúbrica (tendencia a cortar tajantemente situaciones tirantes. Este decir: hasta aquí hemos llegado; en determinados momentos sin otra salida puede tener sólo una: acabar).

Desplazamiento de la parte más vacía hacia el cuadrante inferior derecho, máxime si se une a jambas sin bucle (simplificadas): tendencia a conductas peligrosas para el Yo (“conducir a grandes velocidades”, por ejemplo): suicidio inconsciente.

Presión:
Torsión sobre todo en hampas.
Presión débil o caídas de presión (poder que fallece).
Pastosidades, emborronamientos, tachaduras y enmiendas.
Alfileres en vertical: si el palote se tuerce en las jambas: somatizaciones.
Puntas (alfileres, ángulos, etc.) acentuados hacia la izquierda.
Alfileres desde arriba hacia la letra siguiente (le pinchen o no) (agresión al inferior y al propio Yo cuando se lo “ve” inferior.

Inclinación:
Regresiva (fijación en experiencias pasadas negativas; rumia derrotista.
Trazos lanzados (agresividad impulsiva).
Arpones (aferramiento, intenciones fijas).

Ovalización:
Escritura apretada.
Óvalos pinchados y/o cegados (autopunición u obnubilación de conciencia psíquica.

Otros rasgos:
Símbolo de la guadaña (amargura, ante la crítica paterna + autoagresión culpabilizante.
Tildes altas y grades, puntos de la altos, en acento.
Gestos tipo de la petulancia o barras de la o trazos superiores, acerados hacia la izquierda”.
(Allende del Campo, J. 2007: 153 – 154).


4. El Reflejo de la Coacción en la Escritura de la Víctima

4.1. Concepto de Coacción

Para comenzar, resulta ineludible precisar desde el ámbito jurídico el concepto abordado en este apartado, por tanto se entiende por coacción, aquella:

“Situación en que se halla quien, por medios violentos o coactivos, materiales o morales, se ve obligado a hacer o no hacer determinadas cosas, siendo el constreñimiento tal, que no pueda evitarse de ninguna manera, anulando la libertad y voluntariedad del sujeto para actuar, lo que excluye la imputabilidad y por tanto la responsabilidad penal a consecuencia de la falta de dolo”. (Miller, G. 1981: 218).

La pregunta, que surge en esta cuestión consiste en: ¿es posible evidenciar los hechos de coacción en la escritura de la víctima?, en este sentido la Experta Honoraria en Escrituras en la Corte de Apelaciones de París, afirma que:

“La escritura responde, sin duda, a una necesidad universal e instintiva: el deseo de manifestar, los sentimientos íntimos, para expresarse, para marcar una impronta, como un grito que perdurará en el tiempo”. (Sedeyn, M. 2003: 21).


4.2. La Escritura Atormentada:

Es sumamente necesario aclarar que desde el punto de vista grafológico, se denomina según Vels , “escritura atormentada”, a la escritura anuscrita de la persona victima de un hecho de coacción. Que pueden casos tales como:

asalto a mano armada, abuso sexual, abuso psicológico, tentativa de homicidio, amenazas, extorsión, etc.

Al respecto, se advierte que la experiencia recomienda, que para encarar una investigación de ésta naturaleza, resulta apropiado permitir la participación de un equipo de grafólogos, preferentemente con formación universitaria, y con experiencia en la investigación criminalística, al respecto el Maestro Vels, especifica que:

“Es difícil de definir por la cantidad de accidentes gráficos que puede presentar (inhibiciones, perturbaciones de ritmo, inseguridad de marcha, vacilaciones, temblores, sacudidas, desigualdades de todo tipo e incluso incoherencia en la inclinación y a veces en la dirección, con roturas muy frecuentes en la continuidad, desigualdades de cohesión, etc).

La escritura atormentada es el producto de tensiones emocionales con carga de angustia, inseguridad, temor e inquietud que generan un estado interno que produce la dificultad de avance del grafismo con libertad, seguridad y aplomo. El sujeto no puede mantener un control eficaz del movimiento, del espacio y de las formas.

La escritura atormentada refleja una situación vaga de peligrosidad sin que el sujeto tenga la posibilidad de dominarla.

Esta situación interna actúa de manera conflictiva o perturbadora de equilibrio normal de la personalidad.

Suele ser producido por causas que han provocado o están provocando angustia, como puede ser cualquier temor profundo con respecto a la propia vida o de seres queridos (amenaza de muerte, enfermedad grave o cualquier otra causa que impacte el ánimo en forma de angustia concreta).

El estado interno del sujeto puede oscilar entre la inquietud y la fatiga, la impulsibilidad y la sensación de impotencia, la inseguridad y la rabia, el abatimiento y el intento de lucha, pero, en la mayor parte de los casos, el sujeto está agarrotado por la angustia, el miedo, la culpabilidad o la sensación de impotencia.

La escritura atormentada puede producirse también por el efecto perturbador de fuertes vientos o tempestades, en alturas superiores a tres mil metros, en cuevas de gran profundidad”. (Vels, A. 2000: 42 – 43).

Además los destacados; Del Picchia, aclaran que :

“La escritura sufre la influencia de nuestros estados emotivos (exaltados o depresivos).

No se debe negar el hecho, comprobado por la experiencia. [....]
En los estados depresivos resultantes, sea del miedo, la debilidad o la coacción, la escritura disminuye de calibre y el descenso se manifiesta en la dirección.

Corresponde, empero, tener en cuenta las características normales del grafismo. [....].
.... comúnmente se nota cierta desconexión, llevando al escritor a utilizar una forma y luego otro tipo de letra introduciendo principalmente algunas reminiscencias gráficas.

Por lo expuesto, se verifica la necesidad que el técnico, de conocer profundamente las variaciones consecuentes de los estados de ánimos. Eso ocurre, en principio, cuando los materiales gráficos destinados específicamente al cotejo son realizados delante de magistrados, policías o en situaciones forzadas.

Los grafotécnicos, sin embargo, no deben confundir las variaciones dependientes de causas involuntarias, con las originadas en causas premeditadas (disfraces). (Del Picchia, J. et al. 2006:

5. Aporte de las Expresiones Criptográficas

Como una de las herramientas válidas, para encarar la investigación de muestras escriturales, consiste la denominada: “Escritura Inconsciente” o “Expresiones Criptográficas”.

Se trata de una línea de investigación sorprendente, en donde el escribiente proyecta de manera asequible, los registros de las emociones más fuerte que ha tenido en los últimos 15 días. En cuanto al origen de ésta técnica se remonta a :

“Werner Wolf, en su obra Diagrama de inconsciente editada en New York en el año 1948, describe las tendencias inconscientes al realizar figuras o imágenes de los temas que más preocupan en ese momento al escribiente [...] Se conoce como criptografía, al arte o técnica de escribir con una clave determinada, de manera que sin ella sea imposible descifrar el significado del escrito. [...] La expresiones criptográficas, se producen de manera inconsciente, el individuo se encuentra en un estado de hipersensibilidad propenso a la depresión o a la euforia. El centro del conflicto es el motivo, es graficado de alguna forma en aquellas palabras reflejas que se relacionan con el mismo”. (Foglia, P. 2005: 213 - 214).

6. Finalmente

Para concluir se vuelve a precisar que la escritura manuscrita se inicia en la mente del escribiente, en donde:

“La mente humana no es suficientemente poderosa para que en un solo acto pueda relacionar cualesquiera dos términos del pensar, aunque éstos sean relacionables entre sí; ni tampoco es hasta tal punto deficiente que deba desesperar de relacionarlos porque no pueda hacerlo en un solo acto; hay un término medio que es propio del pensar humano, proceder a relacionarlos por medio de un proceso de relaciones que sirvan de medio para obtener la relación deseada, raciocinar; es una actividad que tiene por punto de apoyo inmediato o próximo no ya el concepto, sino el juzgar; se trata de un proceso, mediante el cual se puede llegar a un juicio, al cual no se podría llegar sino por medio de otros juicios”. (Font Puig, P. 1949: 185).

Al respecto, otro de los grandes maestros, iniciador de la escuela grafológica científica, denominada “grafología emocional”, explica que:

“Mediante la pluma, prolongación de la mente y órgano ejecutor de la voluntad reflexiva, el hombre proyecta gráficamente sus sentimientos, emociones e ideas sobre el papel. Pero al mismo tiempo, y sin percatarse de ello, libera una especie de lastre psíquico emocional inconsciente, de cualquier índole. [...] Para el observador intuitivo, cada escritura tiene una fisonomía propia, un determinado rostro individual. Pero también puede decirse que cada expresión gráfica tiene dos personalidades: la común, a la vista de todos, y la escondida.” (Honrot, C. 1962: 97).

Al tiempo que desde el punto de vista del derecho procesal penal, se especifica de la manera más estricta que:

“En todo asunto judicial hay una víctima (o alguien que se presenta como tal) y un culpable, o si se prefiere, alguien que está equivocado y alguno que tiene razón. Al momento de abrir un expediente, no sabemos, de antemano, cuáles podrán ser nuestras conclusiones, de manera que cada uno de los protagonistas tiene derecho al mismo respeto, en circunstancias siempre importantes para ellos”. (Sedeyn, M. 2006: 115).

Por último, la advertencia para el grafólogo que se desempeña en el ámbito forense:

“Existe, por supuesto, la remota posibilidad de que una nota suicida sea un documento falsificado con la intención de encubrir un homicidio”. [....] Las notas de suicidio deberían ser examinadas sistemáticamente (por un perito en documentos capacitado) así también su autenticidad para eliminar la posibilidad de una interpretación equivocada al responder a la pregunta:

¿asesinato o suicidio?”. (Schneickert cit. In Conway, J. 2008: 56)

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

Allende del Campo, Juan, (2007). Grafopatologías. Lasra. Buenos Aires. Argentina.
Binet, Alfred, (1965). Grafología y Ciencia. Paidós.Buenos Aires. Argentina.
Bunge, Mario, (1988). Ciencia y Desarrollo. SigloVeinte. Buenos Aires. Argentina.
Conway, James, (2008). Investigaciones de NotasSuicidas. Ediciones la Rocca. Buenos Aires.Argentina.
Del Picchia, José, et al. (2006). Tratado de Documetoscopía. Ediciones la Rocca. Buenos Aires. Argentina.
Foglia, Pedro José, (2005). Grafología General. Lugar Editorial. Buenos Aires. Argentina.
Foglia, Pedro José, (2003). Grafología Forense. Lugar Editorial. Buenos Aires. Argentina.
Foglia, Pedro José, (2002). Grafología Infantil Pedagógica. Lugar Editorial. Buenos Aires. Argentina.
Font Puig, Pedro, (1949). Introducción General Lógica y Psicológica a la Filosofía. Atlántida S.A. Bacelona. España.
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Honrot, Curt. (1962). Grafología Emocional Objetiva. Troquel. Buenos Aires. Argentina.
Moreno, Manuel, (2008). Grafología Psicológica. Ediciones Obelisco. Barcelona. España.
Miller, Gill. (1981). Diccionario Jurídica Penal. Ediciones Librería del Profesional. Bogotá. Colombia.
Russell, Bertrand. (1992). El Conocimiento Humano. Planeta – Agostini. Barcelona. España.
Sedeyn, Marie – Jeanne, (2003). Introducción a la Investigación Objetiva de los Manuscritos. Ediciones la Rocca. Buenos Aires. Argentina.
Sedeyn, Marie – Jeanne, (2006). Delitos de Escritos. Ediciones la Rocca. Buenos Aires. Argentina.
Sheptulin, A. (1983). El Método Dialéctico del Conocimiento. Cartago. Buenos Aires. Argentina.
Simón, José Javier, (2003). Cómo hacer análisis grafológico. Planeta DeAgostini. España.
Torbidoni Lamberto y Livio Zanin, (1991). Grafología. Ediciones Tantin. Santander. España.
Popper, Karl, (1973). La Lógica de la Investigación Científica. Tecnos. Madrid. España.
Kierkegaard, Sören, (2004). El Concepto de la Angustia. Ediciones Libertador. Buenos Aires. Argentina.
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Vels, Augusto, (2000). Grafología de la A a la Z. Herder. Barcelona. España.
Venturini, Oscar, (2005). Pericia Caligráfica Grafológica. Instituto EOS y Ediciones Xandró. Madrid. España.
Viñals, Francisco. y Mariluz Puente. (1999). Psicodiagnóstico por la escritura. Herder. Barcelona. España.
Viñals, Francisco. y Mariluz Puente. (2001). Pericia Caligráfica Judicial. Herder. Barcelona. España.

Artículo publicado en la revista del ICG y reproducido con la autorización de su autor y de la revista del Instituto de Ciencias del Grafismo


Rubén Dario Avalos

Profesor Universitario

3 comentarios:

Elba Rodríguez dijo...

SENCILLAMENTE ESPECTACULAR UN INVESTIGADOR EN TODA LA EXTENSION DE LA PALABRA, GRACIAS POR TAN HERMOSO TRABAJO CINCO ESTRELLAS...

Elba Rodríguez dijo...

MIL FELICIDADES HERMOSIIIISIMO BLOG

Anónimo dijo...

me fue de mucha ayuda este articulo, si pudiera poner ejemplos de rasgos caligraficos reales seria de mucha ayuda...felicidades

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