domingo, 12 de octubre de 2008

A PROPOSITO DE LOS SIMBOLOS EMPLEADOS POR LOS DELINCUENTES.


A continuación reproducimos el artículo que nuestro amigo y compañero Félix publicó hace mas de una década. Como podréis observar a fecha de hoy el tema aún circula por Internet y medios de comunicación.
Gracias socio.

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Recientemente un compañero se hacía eco de unos consejos a los ciudadanos para que no fuesen víctimas de los amigos de lo ajeno, que se acompañaban de una serie de dibujos, pictogramas, jeroglíficos, o como queramos llamarlos, con su traducción al lenguaje cotidiano y que, supuestamente permitirían al ciudadano saber si estaba siendo “vigilado” por los delincuentes.


El texto del mensaje, antes de comentarlo, en poco difería del que reproduzco aquí en su parte no gráfica, por lo curioso que resulta:

"Este documento ha sido encontrado en el vehículo de un delincuente y se ha constatado por personas ya robadas que los signos indicados son ciertos. Dichos signos son pintados con una tiza, lápiz o marcas con objetos punzantes en timbres de entrada, suelo o incluso debajo de alfombras y paredes. Naturalmente no tienen hora, pero se ha observado que entre la 1,30 y 4,30 de la tarde son realizados gran parte de los signos por los delincuentes, mendigos, vendedores ambulantes, etc.
Por tanto aconsejamos:
1 °.- NO PIENSE QUE A USTED NUNCA LE VA A TOCAR.
2°.- ANTES DE ABRIR LA PUERTA CERCIÓRESE DE QUIEN ES. NO SE FIE, TAMBIÉN SABEN ENGAÑAR PARA QUE ABRA LA PUERTA.
3°.- SI OBSERVAN ALGUNA SEÑAL, BÓRRELAS DEJANDO LA MENOR HUELLA POSIBLE.
4°.- Y MAS IMPORTANTE, ROGAMOS DEN LA MAYOR DIFUSIÓN POSIBLE A ESTE COMUNICADO ENTRE FAMILIARES, AMIGOS, VECINOS, COMUNIDADES, CENTRO DE TRABAJO, etc."

A continuación venía el oportuno cuadrito, con los signos de marras y su explicación.

Mi curiosidad tras leer lo anterior hubiese sido grande, como la de cualquier policía que leyese y viese aquellos dibujos, a no ser que el firmante de estas líneas llevase más de quince años viendo pasar por sus ojos y manos información, no solo sobre los dibujitos e instrucciones de marras, sino también sobre el origen de los mismos. Y que en más de veinticinco años de vida profesional dedicados, entre otras cosas, a visitar domicilios y establecimientos robados, no he visto ni uno solo de los signos antes mencionados.

Hace ya tiempo y decidido a saber más sobre los pretendidos "signos de los delincuentes" marqué el número de teléfono de un amigo mío, policía de vieja escuela y rancio profesional, y le conté el caso. Me desanimó el desconocimiento y poco interés que sobre el mismo mostró, considerándolo poco menos que una patraña ajena al mundo policial.

Ahora tengo en mi poder no sólo fotocopias, de distinto origen todas ellas, tanto de lugar (Madrid, Sevilla, Badajoz, Alicante, Pamplona,...) como de fuente (buzón de correo, fax, carta), también he conseguido recortes de prensa de diarios tan teóricamente serios como El País ó "ABC", los cuales también se han hecho eco, en distintas ocasiones, de los citados garabatos, pictogramas, o como queramos denominarlos.

En la búsqueda del origen de los susodichos símbolos he podido encontrar unos pocos puntos de coincidencia entre los profesionales de la Policía, y sus explicaciones sobre los mismos, estas son tres:

La primera de ellas habla de que en los años 80 del siglo pasado aterrizaron por España, tierra de asilo y refugio, varios grupos de zíngaros yugoslavos (lo de zíngaros lo escribo por ser su palabra original y no por ninguna razón xenófoba) que, previsores ellos, hablan abandonado aquellas tierras porque las cosas ya no eran como antes en la entonces Yugoslavia (y el tiempo les ha dado la razón).

Estos viajeros no tenían otro oficio ni beneficio que el de desvalijar al prójimo de cuanto en su vivienda tuviese, valiéndose de métodos simples y rudimentarios para abrir las puertas: patadas y grandes destornilladores y palancas de hasta un metro de largo. A la Policía de distintas ciudades españolas le resultó harto complicado saber cuantos y quienes eran, dónde vivían, cómo se llamaban, qué edades tenían,... es decir, plantearon hasta los problemas más elementales que se suponen resueltos por la Policía con solo mirar a un delincuente.

Además de resolver esos problemas, detener a alguno que otro y conseguir que marcharan fuera de España, la Policía consiguió algo parecido al cuadro de los signos de los delincuentes que nos ocupa. Parece ser, y siempre hay que anteponer el "parece" a todas las cosas que no están bendecidas por la Historia oficial de lo que sea, que fueron ellos quienes trajeron ese lenguaje simbólico a nuestro país, y que, después de ellos, nadie ha vuelto a utilizar, al menos de forma sistemática y constatada.

Otros adjudican su empleo a los gitanos portugueses que la década de los 90 invadieron España. Pero no hay una relación directa entre signos y modalidades delictivas de estos individuos como la que existía en el caso de los zíngaros yugoslavos.

La tercera, la explicación histórica, es más erudita y curiosa, y para ello hay que rebuscar en lo poco que existe en las bibliotecas relativo a la Criminalística y la Técnica Policial en sus inicios,
Edmond Locard en su "Técnica Policíaca", editada en castellano allá por 1933, mencionaba los "esteganogramas" como signos de significado oculto y misterioso para los no iniciados, pero no para delincuentes y, sobre todo, policías que lo utilizaban durante la primera mitad de este siglo. Estos esteganogramas posiblemente fuesen ya en su tiempo un sucedáneo de lo que años antes eran los verdaderos símbolos y signos de delincuentes.

Sin duda, la fuente de los signos de los delincuentes y su hilo conductor hasta los zíngaros yugoslavos de los años 80, la tenemos en una obra de un juez de Graz, Austria, llamado Hanns Gross, escrita en alemán en 1893, y publicada en nuestro país por la "Tipografía La España Moderna", en Madrid, en 1894, con el corto y breve título de "Manual del Juez para uso de los jueces de Instrucción y municipales, Gobernadores de provincia, alcaldes, escribanos, oficiales y subalternos de la Guardia Civil, agentes de Policía, etc., etc.".

Gross al hablar de signos gráficos, los cuales, según él "...se derivan de los antiguos signos de los incendiarios, usados muchos siglos ha", dice que no son propiedad exclusiva de delincuentes y malhechores, sino de, genéricamente "la Corte de los Milagros" (mendigos, gitanos, chamarileros, feriantes, fabricantes ambulantes de clavos, tahúres,...).

Ciertamente, los símbolos mencionados por Gross no han mantenido exacto su significado a lo largo del tiempo, pero aún puede rastrearse su evolución. Y, sobre todo, puede colegirse una relación entre esos signos centroeuropeos con los de los zíngaros llegados en los 80 a España, cosa que no es posible sostener con ningún otro colectivo delincuencial.

Como todo aquello que es transmitido de boca en boca o de mano en mano, el contenido y mensaje inicial van deteriorándose, así, un examen superficial de las distintas fotocopias que han ido cayendo en mi poder me ha permitido comprobar que lo que inicialmente en el lenguaje de los delincuentes era "buena acogida si se habla de Dios", haciendo mención a los bienhechores a quienes la sola mención del Creador enternecía, es recogido ahora en algunas como "buena acogida, se habla de Dios", con lo que todo el significado inicial ha sido trastocado. O la relativa a los inválidos, que en algunas fotocopias aparece sin el "no" que antaño les protegía como seres más desvalidos que son, y ahora les convierte en víctimas propicias.

Son curiosísimos los símbolos que las fotocopias recogen como "inútil insistir", "dispuesta para el robo" y "nada interesante", que Gross estudia en su evolución como "moneda", "nada interesante" como paso intermedio y, finalmente "casa de limosna pero no de dinero".
El signo que identifica "comunidad con guarda" puede derivar de aquel inicial gitano en el que se indicaba la dirección seguida por la cuadrilla... y así podríamos buscar similitudes entre los signos históricos de los delincuentes y los actuales.

Trasladándolo a la más rabiosa actualidad, el símbolo "mujer sola" no es otro que el de los colectivos gays (chicos/as alegres y solitarios/as) , ahora pintado en rosa.

Y si hoy ya no existe esa "Corte de los Milagros" de la que hablaba Gross y que iba por ahí dejando señales de advertencia para los delincuentes, ahora nos encontramos con que los chicos que se dedican a buzonear nuestras casas dejan en la fachada del portal unas pegatinas multicolores indicativas de su paso por el lugar. Un inconsciente y moderno tributo en recuerdo de aquellos signos.

Dicho todo lo anterior, hasta donde yo conozco, no existe base suficiente para afirmar que esos símbolos son empleados de manera sistemática por los delincuentes, ni tan siquiera que sea conocido su significado por ellos, debiendo remitirnos a casos muy puntuales el empleo que de los mismos se haya hecho por toda nuestra geografía patria. Una de las razones para ello es elemental: ningún delincuente facilita el trabajo a otro delincuente dejándole el terreno expedito.

Personalmente creo que no hay que darles más importancia de la que tienen: anónimos y desinteresados ciudadanos que desean que sus vecinos no sean víctimas de los delincuentes. Aunque hay quien me hace ver que, curiosamente, estas "siembras" mediante buzoneo y asalto por fax o correo electrónico, coinciden con fechas pre-vacacionales que también, curiosamente, son las que dedican las instituciones oficiales para sus campañas de concienciación preventiva y algunas empresas de seguridad para promocionar sus productos (puertas, ventanas, cerraduras,...).

Otras razones para estas marcas pueden ser mucho más peregrinas, como me ocurre a mí, pues el letrerito correspondiente a la vivienda en el portero electrónico de mi casa está marcado con un " * " ¿será porque soy poli?, ¿porque tengo joyas en casa?, ¿porque falto mucho de ella? ¡¡¡No!!! La respuesta correcta es porque abro siempre al cartero, y así no tiene que llamar dos veces a otras casas.

Félix José Alvarez Saavedra

Nota: este artículo es una revisión del publicado con el mismo título en la revista de seguridad pública de la Junta de Andalucía “Almotacén” en agosto de 1993.

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